Prefacio a la reedición del informe de la misión de empleo


XV.Prefacio a la reedición del informe de la misión de empleo

Date published

2023-05-31

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Misión de empleo. Informe final, julio 1986

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ISBN

978-958-664-465-5

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Las opiniones contenidas en el presente documento son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen al Banco de la República ni a su Junta Directiva.

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Abstract

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Comenzamos con la celebración a la idea doctor Diego Pizano, que es acogida por Banco de la República, de hacer una reedición del informe de la Misión de Empleo que convocó en 1985-1986 la administración del presidente Belisario Betancur. Se comunica también el honor a un gran economista colombiano, el profesor Manuel Ramírez, con quien se tuvo la oportunidad de coordinar la Misión, también, bajo la dirección del gran economista del desarrollo, el profesor Hollis Chenery. Manuel fue en nuestro país pionero y, aún más, el maestro de modelaje macroeconómico, un excelente analista de múltiples temas macro y, especialmente, microeconómicos. Una de sus virtudes era entender que la matemática era y es, ante todo, el instrumento para comprender la realidad, pero no la realidad misma; que desafortunadamente muchos economistas ignoran hasta nuestros días, también, conviene resaltar su espíritu pluralista, su humildad y su escaso deseo de figuración pública. Resumiendo, las circunstancias económicas que llevaron a la administración Betancur de convocar a la Misión no fue, por supuesto, una de las más afortunadas en esos momentos ya que América Latina estaba pasando por una crisis de deuda y, aunque Colombia era reconocida en esos momentos como un país que evitaba el sobreendeudamiento externamente experimentaba una crisis importante. Y es cuando la Misión señala la desaceleración la cual fue el fuerte en el aumento en desempleo abierto la informalidad laboral y una caída notoria de los ingresos de los trabajadores informales, este deterioro afecto con mayor severidad a mujeres y a jóvenes, a las personas con educación intermedia y a ciertas regiones, lo que volvió ampliar la brecha entre los ingresos urbano y rural. Esto implicó que se tuvieran que fijar metas de un porcentaje de crecimiento de tasas que indicaran mejoras en la economía en el país, al llegar a la década de los noventa a tampoco se logró la tasa requerida, ya que el crecimiento solo alcanzó un 3,9% anual en 1990-1997, antes de que la economía del país se sumiera en 1999 en la peor recesión desde que existen registros de las cuentas nacionales. Es cierto que entre 1993 y 1995 se alcanzaron ritmos más dinámicos, pero solo se logró con un auge de la demanda agregada, que se tradujo en un nuevo déficit externo que solo se corrigió con la crisis de fin de siglo, pero solamente durante el auge de precios de productos básicos que se experimentó entre 2003 y 2014 que se alcanzaron los crecimientos que la Misión consideró deseables: 4,8% por año. Esto ha sido sucedido por una nueva coyuntura de desaceleración económica, desencadenada por el colapso del precio del petróleo a mediados de 2014 En conclusión, La mejoría más significativa de los indicadores laborales se experimentó durante el período de crecimiento económico de 2003-2014. Después de la explosión del desempleo abierto durante la crisis de fin de siglo, cuando alcanzó niveles cercanos al 20%, se redujo a niveles de un dígito al final del auge. Sin embargo, la recuperación de los indicadores de empleo fue tardía y en realidad solo se materializó con fuerza a partir de 2007. Debe anotarse que los cambios metodológicos de las encuestas de hogares desde 2000 hacen que las cifras más recientes no sean estrictamente comparables con las anteriores. Los trabajadores informales se definen en esta estimación como los que trabajan como ayudantes no remunerados, en el servicio doméstico, por cuenta propia (excepto profesionales y técnicos) o se emplean como asalariados en empresas de hasta diez trabajadores. Los datos de la Cepal se refieren a lo que se denomina “trabajadores de baja productividad” y no son enteramente comparables con los otros datos mencionados (fuente DANE), pero el concepto de informalidad es similar. Para los indicadores parciales que estima la Cepal para Colombia en los años noventa, los datos recientes resultan también más elevados que los de entonces. Hugo López, “El mercado laboral colombiano: tendencias de largo plazo”, en Luis Eduardo Arango y Franz Hamann (eds.), El mercado de trabajo en Colombia: hechos, tendencias e instituciones, Bogotá, Banco de la República, capítulo 2, 2012. Los niveles correspondientes son: 31,7% en 1985, 37,5% en 1993, 32,4% en 2001, 36,4% en 2007 y 38,4% en 2011-2012.

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