El panorama económico de la región Centro se caracterizó por la desaceleración del crecimiento en la mayoría de sectores. De esta manera, en la actividad edificadora cayeron las obras en construcción, los despachos de cemento, el concreto producido y la venta de vivienda nueva, mientras que el área licenciada y la cartera del sistema financiero ralentizaron su variación, en tanto que los desembolsos realizados a la actividad agropecuaria lograron un importante incremento. Permanecieron en terreno negativo la extracción de petróleo, ante las dificultades del mercado internacional del crudo, el sacrificio de ganado y el comercio interno, en este último caso por la pérdida de confianza de los consumidores y el aumento del IVA. Las exportaciones se acrecentaron y las importaciones decrecieron. En las capitales de la región, la tasa de desempleo superó la media nacional y la inflación disminuyó.