En la última década, los recursos fiscales para el financiamiento del sistema de salud han venido aumentando, especialmente por el reconocimiento de servicios y medicamentos no cubiertos por el Plan Básico de Salud, por la alta informalidad laboral, que se refleja en un elevado porcentaje de afiliados al régimen subsidiado y por la exención a las empresas del pago de las cotizaciones sobre los trabajadores con 10 salarios mínimos o menos.