El 23 de julio de 2013 el Banco de la República celebró noventa años de trabajo, fiel a su compromiso de mantener la confianza en la economía y en la moneda del país, contribuir a la estabilidad macroeconómica y, en general, cumplir los mandatos que le fueron asignados desde su creación con la llegada de la Misión Kenmmerer al país. Dichos mandatos le fueron ratificados en la Constituyente de 1991, y desde ese entonces se le ha legado la tarea de “mantener el poder adquisitivo de la moneda en coordinación con la política económica general, buscando un crecimiento del producto y el empleo”, todo en función del bienestar de la sociedad. Han sido noventa años “cuidando el patrimonio de los colombianos”, como reza el eslogan seleccionado (entre varias propuestas presentadas por los empleados) para conmemorar esta fecha.

Y esto no solo es el patrimonio económico, sino además el cultural, el arquitectónico, el numismático y, por supuesto, el capital humano, entre muchos otros aspectos que abarca el concepto patrimonio, incluyendo el cuidado del medioambiente. Aduciendo a la definición de la Unesco del concepto patrimonio como: “nuestro legado del pasado, nuestro equipaje en el presente y la herencia que les dejaremos a los futuras generaciones para que ellas puedan aprender, maravillarse y disfrutar de él” (Unesco, 1968), nada mejor que recordar cuál ha sido ese legado que ha dejado el Banco a la sociedad colombiana en estos noventa años. Con tal motivo se organizó un seminario académico, del cual este libro recoge las reflexiones de los conferencistas que de manera desinteresada nos acompañaron en esta celebración.