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Browsing Reportes, Boletines e Informes by Author "Acosta-Navarro, Olga Lucía"
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Item Open AccessInforme de la Junta Directiva al Congreso de la República - Marzo de 2024(Banco de la República de Colombia) Bonilla-González, Ricardo; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Villar-Gómez, LeonardoEn el curso de 2023 la economía colombiana avanzó en el ajuste macroeconómico requerido para lograr un crecimiento compatible con su capacidad productiva y con la estabilidad externa y de precios. Fue así como después de registrar crecimientos históricamente altos en 2021 (10,7 %) y 2022 (7,3 %), que llevaron el producto interno bruto (PIB) a niveles superiores a los registrados antes de la pandemia, la actividad económica se desaceleró durante 2023, para cerrar el año con una variación anual del 0,6 %. El débil crecimiento económico se explicó por una pérdida de dinamismo de la demanda interna, la cual se contrajo un 3,8 % en 2023, como respuesta, en parte, a las políticas monetaria y fiscal que fueron necesarias para facilitar el proceso de ajuste. La política monetaria contraccionista se ejecutó mediante incrementos progresivos de la tasa de interés de política a partir de septiembre de 2021. Por su parte, el ajuste fiscal implicó una reducción del déficit del Gobierno General, que cayó del 6,5 % al 2,5 % del PIB entre 2022 y 2023. El menor dinamismo de la demanda interna provino fundamentalmente de una significativa contracción de la formación bruta de capital (inversión), principalmente en los rubros de maquinaria y equipo, vivienda y obras civiles. Adicionalmente, el consumo total de los hogares se desaceleró, y sus componentes de bienes durables y semidurables se contrajeron. Un factor en la desaceleración del crecimiento fue el ambiente de incertidumbre que afectó las decisiones de inversión. La moderación de la demanda interna se reflejó en una disminución del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el cual pasaría del 6,2 % del PIB en 2022 al 2,7 % en 2023, contribuyendo a reducir la vulnerabilidad de la economía ante eventuales deterioros en el contexto externo. Igualmente, el ajuste macroeconómico se reflejó en el inicio de la convergencia de la inflación hacia la meta. A pesar de las diversas presiones que todavía subsisten, la inflación cerró el año en el 9,3 % y en enero descendió al 8,3 %, sustancialmente por debajo del pico del 13,3 % registrado en marzo de 2023. Además de la reducción de la inflación, también se produjo una revisión a la baja de la mayoría de las medidas de expectativas de inflación, que ahora señalan más claramente una trayectoria descendente de la variación de precios. Específicamente, la encuesta mensual de analistas que realiza el Banco mostró que entre enero y diciembre del año anterior las expectativas de inflación a un año en la mediana de la muestra se redujeron del 7,7 % al 5,7 % y a dos años del 4,5 % al 3,8 %. Igualmente, las expectativas que se extraen de los mercados de deuda pública ajustadas mostraron reducciones para todos los plazos. La disminución de las expectativas de inflación constituye un avance importante en el propósito de la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) de conducir la inflación hacia su meta a más tardar a mediados de 2025, según lo manifestó en su sesión de noviembre pasado. El favorable comportamiento de la inflación en enero, al descender al 8,3 % y al 7,8 % para la inflación anual total y para la inflación básica, respectivamente, dará un nuevo impulso a la revisión a la baja de las expectativas de inflación a corto y mediano plazos, en beneficio de la convergencia de la inflación a la meta en el plazo propuesto por la JDBR. Los desarrollos favorables en materia de inflación y sus expectativas llevaron a que la JDBR decidiera reducir en 25 puntos básicos (pb) la tasa de interés de política en cada una de sus sesiones de diciembre y enero, para un recorte total de 50 pb. En su sesión de enero todos los miembros de la JDBR coincidieron en que se presentaban las condiciones propicias para continuar reduciendo la tasa de interés de política en el transcurso de 2024, sujeto a la convergencia de las expectativas de inflación a la meta y a los demás indicadores sobre la estabilidad macroeconómica del país. La recuperación de la actividad económica se favorecerá con las menores tasas de interés e incentivos apropiados que promuevan la sinergia entre los sectores público y privado para cumplir sus planes de inversión. Desde esta perspectiva, las proyecciones de crecimiento del equipo técnico prevén una expansión moderada en 2024 de alrededor del 0,8 %, y pronostican que hacia 2025 la economía entraría en una fase de recuperación importante, logrando un crecimiento anual del 3,5 %. Al mismo tiempo, el equipo técnico prevé que la inflación para finales de 2024 sería del 5,9 % y del 2,8 % al cierre de 2025.Recuadro 1 - El papel de la credibilidad en las acciones de política monetaria del banco centralRecuadro 2 - Evolución de los flujos de venta de los inversionistas extranjeros en el mercado de deuda pública local y el papel de los fondos de pensiones como agentes estabilizadores en este mercado durante 2023Reportes, Boletines e Informes. 2024-03-01Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República - Marzo de 2024Item Open AccessReport of the Board of Directors to the Congress of Colombia, March 2024(Banco de la República de Colombia) Bonilla-González, Ricardo; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Villar-Gómez, LeonardoIn 2023, the Colombian economy made progress in the macroeconomic adjustment required to achieve growth compatible with its productive capacity and external and price stability. This adjustment was reflected in the beginning of the convergence of inflation towards the target, which closed the year at 9.3%. This adjustment is an important step forward in the Board of Directors’ (BDBR) intention to drive inflation toward its target by mid-2025. Net foreign reserves increased and at the end of 2023 reached USD 59,608.3 million, and Banco de la República’s (the Central Bank of Colombia, Banrep) profit amounted to COP 9,226 billion. International Macroeconomic Environment IMF measurements indicate that global gross domestic product (GDP) growth was reduced from 3.5% in 2022 to 3.1% in 2023, and according to World Bank estimates, from 3.3% to 3.0%. This is due to the contractionary monetary policy of many central banks, fiscal tightening in most advanced countries, and high international uncertainty due to the conflicts between Russia and Ukraine and in the Middle East, among others. Global total inflation moderated in 2023 as a result of lower energy prices, normalization of global supply chains, lower food prices, and reduced demand dynamism in many countries resulting from the synchronized cycle of contractionary monetary policy and less expansionary fiscal policies. Thus, by December 2023, annual inflation for OECD members stood at 6.0%, after the maximum level observed in October 2022 (10.7%). The various international agencies forecast global economic growth for 2024 to be equal to or marginally lower than that recorded in 2023. Thus, according to the IMF, world growth in 2024 would remain unchanged at 3.1%; for the World Bank, it would fall from 3.0% to 2.9%, and according to the OECD, it would decrease from 3.1% to 2.9%. For Latin America and the Caribbean, after an estimated growth of 2.5% in 2023, the IMF forecasts a slowdown to 1.9% in 2024. Economic Activity in Colombia According to the information from DANE (National Administrative Department of Statistics), the Colombian economic growth in 2023 was 0.6%, which was below all forecasts. This slowdown was caused by a combination of factors after recording all-time high growth in 2021 (10.7%) and 2022 (7.3%) that led the GDP to levels higher than those recorded before the pandemic. The reasons for this slowdown include contractionary monetary policy, moderation of expenditure towards levels compatible with the economy's productive capacity, and a lower dynamism of all types of credit. Likewise, the adjustment in public finances related to an increase in tax collection that caused a 4-point decrease in the General Government deficit, the contraction in civil works, and the uncertainty that affected investment decisions. The technical staff's growth projections foresee a moderate expansion in 2024 of around 0.8% and forecast that by 2025, the economy will enter a significant recovery phase, achieving an annual growth of 3.5%. Employment The national unemployment rate decreased in 2023 to 10.4% at the end of the year, driven by the urban area. This was partially offset by the increase in unemployment in other municipalities and the rural area as of the third quarter. Salaried and formal employment was the most dynamic segment during 2023, with an increase of 2.9%. This was reflected in a decrease of the informality rate from 57.1% at the end of 2022 to 55.1% in December 2023, reaching all-time lows. Forecasts on the evolution of the unemployment rate for this year suggest that urban unemployment will average between 9.0% and 12.1%, with 10.5 % being the most likely value. In turn, the national unemployment rate could be between 9.3% and 12.4%, with 10.8% being the most likely value. Inflation and Monetary Policy Annual consumer price inflation in Colombia peaked at 13.34% in March 2023, and as of April, it began a downward trend, reaching a level of 9.28% at the end of 2023. Thereby, the annual inflation rate returned to single-digit territory after 17 months of remaining above 10%. In January 2024, inflation continued to decline, at 8.35% yearly, below the technical staff's expectations. This meant a new and important step forward in the process of inflation convergence towards the target. With clear signs of lower inflationary pressures, the BDBR proceeded to cut the policy rate by 25 bps in each of its December and January sessions, bringing it to 12.75%. Balance of Payments According to the information on the balance of payments the current account deficit during 2023 stood at 2.7% of GDP, 3.5 pp of GDP lower than that recorded in the same period of 2022 (6.2% of GDP). All components of the current account contributed to this correction. The largest adjustment occurred in the trade balance of goods, whose deficit was USD 5,310 million lower than a year ago. This is explained by the significant fall in imports, which exceeded the reduction in the value of exports. By 2024, Banco de la República's technical staff projects a current account deficit close to 3.0% of GDP in an environment of low economic growth and moderate recovery of domestic demand. Public Finances The General Government (GG) deficit was reduced from 6.5% of GDP in 2022 to 2.5% in 2023. This important correction was possible due to the adjustment made in most of the components of this level of government, particularly in the Fuel Price Stabilization Fund (FEPC in Spanish) and in the Central National Government (CNG). In 2023, the CNG achieved a substantial adjustment to its finances due to the increased tax collections derived from the 2021 and 2022 tax reforms, the higher oil revenues, increased dividends from Ecopetrol, and increased profits from Banco de la República. By 2024, the CNG’s total and primary deficits are projected to widen by 5.3% and 0.9% of GDP, respectively. The tax revenues would increase from 16.6% of GDP in 2023 to 17.3% in 2024, reaching an all-time high. Foreign Reserves Net foreign reserves at the end of 2023 totaled USD 59,608.3 m, i.e., an increase of USD 2,339 m during the year. The main factor explaining this increase is the interests received on investments. The return on foreign reserves during 2023, excluding the foreign exchange component, was 4.0% (USD 2,355 m). In the last months of the year, there was an increase in investment prices due to the reduction in short and medium-term interest rates in the main markets in which foreign reserves are invested. The indicators that evaluate foreign reserves suggest that as of December 2023, their level are adequate. Profits of Banco de la República At the end of 2023, the Bank's profit was at an all-time high and amounted to COP 9,226 billion, resulting from revenues of COP 14,798 billion and expenses of COP 5,572 billion. Revenues observed in 2023 were COP 10,350 billion higher than in 2022, mainly due to the yield of foreign reserves. Expenses were COP 2,630 billion higher than those of the previous year, mainly due to the increase in the remuneration of the Colombian Government's deposits in Banrep, given the increases in the interest rate of the monetary policy and higher average balances. For 2024, profit is projected at COP 10,345 billion, higher than that observed for 2023. This result would be the product of revenues of COP 15,620 billion and expenses of COP 5,275 billion.Reportes, Boletines e Informes. 2024-09-10Report of the Board of Directors to the Congress of Colombia - March 2024Item Open AccessInforme de la Junta Directiva al Congreso de la República - Julio de 2023(Banco de la República de Colombia) Bonilla-González, Ricardo; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Villar-Gómez, LeonardoEn el transcurso del primer semestre de 2023 la economía colombiana continuó avanzando en el proceso de ajuste requerido para corregir los desequilibrios macroeconómicos y controlar las presiones inflacionarias acumuladas tras los diversos choques de oferta y la rápida expansión de la demanda durante 2021 y 2022, la cual superó el crecimiento potencial de la economía. El ajuste económico en curso ha sido posible gracias a la moderación del crecimiento de la demanda interna y a la progresiva disolución de los choques de oferta que elevaron los costos de producción. La demanda interna comenzó a desacelerase en los últimos meses de 2022 y se contrajo un -0,2 % en el primer trimestre de este año, debido al menor crecimiento del consumo de los hogares y a la caída de la formación bruta de capital. Por su parte, los menores precios internacionales de las materias primas, la paulatina normalización de las cadenas de suministro y la apreciación de la tasa de cambio han contribuido a disipar los choques de oferta, lo cual se ha reflejado en una disminución de la inflación anual de precios al productor desde un nivel del 19,2 % a finales de 2022 al 4,7 % en junio de 2023 1. El menor dinamismo de la demanda interna se ha venido reflejando en una desaceleración progresiva de la actividad económica. Es así como en el primer trimestre de 2023 el PIB registró un crecimiento anual del 3,0 %, ritmo equivalente a una tercera parte del crecimiento promedio anual que se observó durante los tres primeros trimestres de 2022 (9,1 %). Según el indicador de seguimiento de la economía (ISE) que elabora el DANE, esta pérdida de dinamismo continuó en abril y mayo, al registrarse variaciones de ese indicador del -0,8 % y 0,6 %, respectivamente, frente a los mismos meses de 2022. Estos resultados fueron inferiores a lo observado en marzo (1,4 %), en la serie del ISE ajustada por efecto estacional y calendario. Ello apunta a que el crecimiento del PIB seguirá declinando en el segundo trimestre, lo cual es coherente con el pronóstico de crecimiento del PIB ligeramente inferior al 1,0 % para 2023 elaborado por el equipo técnico. A pesar de la desaceleración económica en curso, el mercado laboral sigue mostrando fortaleza, como se deduce del continuo descenso de la tasa de desempleo en el agregado nacional hasta el trimestre móvil terminado en mayo (10,4 %), su valor más bajo desde el inicio de la pandemia del covid-19 2. La desaceleración de la actividad económica es un fenómeno que se anticipaba, en parte, como resultado de la política monetaria restrictiva que adoptó el Banco de la República para controlar las presiones inflacionarias. A la menor actividad económica también estaría contribuyendo una política fiscal menos expansionista que en 2022, según se contempla en los pronósticos presentados en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023 (MFMP-23). A esto se añadió una desaceleración de la demanda externa relevante para el país debido al menor crecimiento de los socios comerciales, en un contexto internacional de altas tasas de interés de política monetaria, tasas de inflación por encima de sus metas y elevada incertidumbre generada por la prolongación de la invasión de Rusia a Ucrania. La Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) ha sido reiterativa en sus diversas comunicaciones sobre la necesidad de adelantar este proceso de ajuste, para lograr el retorno gradual de la inflación a la meta del 3 %, corregir los desequilibrios macroeconómicos y asegurar la sostenibilidad del crecimiento económico en el largo plazo. La responsabilidad constitucional que recae sobre el Banco de la República, sobre la cual se hizo énfasis en el pasado Informe al Congreso, exige mantener una inflación baja y estable en consonancia con la política económica en general, de manera que permita apoyar un crecimiento económico sostenible y un balance externo financiable. Las decisiones de política monetaria se han adoptado con el respaldo de la sólida base institucional y técnica que soporta el esquema de inflación objetivo, cimentada en la experiencia acumulada durante más de dos décadas por el banco central. Los motivos específicos que ha tenido la JDBR para emprender un proceso de ajuste monetario, el más fuerte desde que el Banco de la República adoptó la estrategia de inflación objetivo, han sido complejos y de diversa índole. Las presiones inflacionarias provinieron inicialmente de choques de oferta de origen externo e interno que presionaron al alza los costos y precios de los alimentos y otros productos de consumo, a las cuales se agregaron presiones de origen cambiario. Estos choques llevaron a un incremento de las expectativas de inflación, lo cual desató un proceso de indexación de precios, que se exacerbó debido a los excesos de demanda que surgieron en 2022. La respuesta de la política monetaria mediante el incremento de las tasas de interés buscaba reducir los excesos de demanda, contener el aumento de las expectativas y limitar los efectos de la indexación de precios. Todo ello crea las condiciones propicias para permitir que, a medida que los choques de oferta cedan y se alivien, y con ello las presiones de costos, la inflación empiece a reducirse. Este es un proceso que se cumple con cierto rezago, pero que, dado el tiempo que la política monetaria lleva actuando, ya se ha empezado a producir, como lo mostró la reciente disminución de la tasa de inflación y la revisión a la baja de sus expectativas a diferentes plazos. Acorde con el mandato constitucional de asegurar una coordinación de la política monetaria con la política económica general, además de mitigar las presiones inflacionarias, el ajuste monetario viene cumpliendo el propósito de corregir los desequilibrios macroeconómicos que ponen en riesgo la estabilidad de la economía colombiana. Al respecto, no cabe duda de que el crecimiento del PIB del 7,3 % en 2022 fue sobresaliente, al haber más que duplicado el crecimiento mundial (3,5 %) y superado ampliamente la expansión de América Latina y el Caribe (3,9 %), según cifras del FMI. Un dinamismo económico tan elevado trae importantes ganancias de bienestar, en particular cuando permite reducir las tasas de desempleo, como ha venido ocurriendo en Colombia; sin embargo, es un crecimiento insostenible en tanto se fundamenta en una situación fiscal ampliamente deficitaria y en un preocupante incremento en el endeudamiento de los hogares. Ello generó un exceso de demanda agregada que no solo presionó al alza la inflación y sus expectativas, sino que también amplió el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos a niveles históricamente altos durante varios años. El déficit de la cuenta corriente aumentó desde un nivel del 5,6 % del PIB en 2021, que ya era elevado, a uno del 6,2 % del PIB en 2022, uno de los más altos observados en Colombia. La ampliación del desbalance externo en 2022 se produjo en un año en el que los precios internacionales del petróleo, el carbón y el café se mantuvieron en niveles favorables, lo que contribuyó al buen desempeño de las exportaciones. No obstante, para cubrir los faltantes de oferta, la economía incrementó de manera importante su demanda de importaciones, impidiendo una reducción del desbalance externo. Como consecuencia, la economía colombiana recurrió a un mayor endeudamiento externo, bien sea como flujo de inversión de portafolio o como endeudamiento directo. Todo esto muestra la vulnerabilidad que significa para la economía mantener un nivel de gasto que supera significativamente sus ingresos. La política monetaria restrictiva, junto con el aumento en la carga tributaria, han venido induciendo un ajuste progresivo de estos desequilibrios. La desaceleración de la demanda interna iniciada a partir del cuarto trimestre de 2022 ocurrió de la mano de una moderación del consumo de los hogares, cuyo crecimiento en el primer trimestre de 2023 fue del 3,0 %, comparado con un incremento del 9,5 % en 2022. Esto último se ha reflejado en una desaceleración del crédito de consumo, que pasó de crecer desde un ritmo cercano al 23 % anual a finales del tercer trimestre del año anterior, a algo menos del 7,0 % anual a mediados de junio de 2023. De haberse continuado con una expansión tan rápida del crédito de consumo, se habría podido generar una situación insostenible sobre la capacidad de pago de los hogares. Asimismo, la formación bruta de capital, que tuvo un desempeño sobresaliente en 2022, empezó a mostrar ajustes en sus principales componentes. La principal fuente de dicha corrección ha sido la inversión en maquinaria y equipo, que en el primer trimestre del año presentó caídas tanto en términos trimestrales como anuales, principalmente en el rubro de equipo de transporte. A la par con el avance en la corrección de los desequilibrios macroeconómicos, la inflación total interrumpió la tendencia creciente que mantuvo hasta marzo de 2023. En efecto, luego de alcanzar un nivel del 13,1 % al cierre del año anterior, la inflación total se mantuvo estable alrededor del 13,3 % durante los primeros tres meses de 2023, y a partir de abril empezó a descender, para ubicarse en 12,1 % en junio. Los alimentos han sido el rubro que más ha contribuido a este cambio de tendencia, al haber reducido su variación anual del 27,8 % en diciembre pasado al 14,3 % en junio. Esta variación ha sido compensada en alguna medida por el incremento de la inflación de regulados, debido a los sucesivos aumentos en los precios de la gasolina. Por su parte, la inflación básica (sin alimentos ni regulados) continúa mostrando rigidez, al ubicarse en el 10,5 % en junio, lo que refleja procesos de indexación de precios. La subcanasta de servicios ha sido especialmente afectada por el fenómeno de indexación, a lo cual se han agregado las presiones de costos laborales, el aumento en los precios de los alimentos que han presionado al alza las comidas fuera del hogar y la elevada demanda por servicios de entretenimiento. Este comportamiento debería ir cediendo a medida que los efectos de la política monetaria terminen por transmitirse a la economía, y la tendencia decreciente de la inflación se refleje en una revisión a la baja de las expectativas de variación de precios por parte del público. Así lo prevén los pronósticos del equipo técnico y las expectativas del mercado que anticipan una inflación decreciente durante los próximos dos años.1 Corresponde a la variación anual del IPP de oferta interna.2 Al cierre de este Informe se conocieron los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares de junio, con los cuales la tasa de desempleo se mantuvo estable en su medición desestacionalizada del agregado nacional para el trimestre móvil (10,3 %), aunque con una reducción para el dato puntual de junioRecuadro 1. Evolución reciente del balance ahorro-inversión y su financiamientoRecuadro 2. Efectos económicos de la indexación y su prevalencia en ColombiaRecuadro 3. Resiliencia del sistema financiero colombiano: análisis a partir del reciente período de estrés bancario en Estados UnidosRecuadro 4. La digitalización reciente de los pagos en ColombiaReportes, Boletines e Informes. 2023-08-03Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República - Julio de 2023Item Open AccessInforme de la Junta Directiva al Congreso de la República - Marzo de 2023(Banco de la República de Colombia) Ocampo, José Antonio; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Villar-Gómez, LeonardoIntroducción En 2023 el Banco de la República celebra 100 años de su fundación. Este es un aniversario de gran significado, el cual ofrece la oportunidad de resaltar el aporte que el Banco ha hecho al desarrollo del país. Su trayectoria como garante de la estabilidad monetaria lo ha consolidado como la institución estatal independiente que genera mayor confianza entre los colombianos por su transparencia, capacidad de gestión y el cumplimiento efectivo de las funciones de banca central y culturales encomendadas en la Constitución y la Ley. En una fecha tan importante como esta, la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) hace un reconocimiento a las generaciones de directivos y funcionarios que con su compromiso y dedicación contribuyeron a engrandecer esta institución1. El mandato del Banco de la República se consolidó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, para cuya integración los ciudadanos tuvieron la oportunidad de elegir a las setenta personas que tendrían como tarea redactar una nueva constitución. Los dirigentes de los tres movimientos políticos más votados fueron elegidos presidentes de la Asamblea, y esta presidencia tripartita reflejó la pluralidad y la necesidad de consenso entre las diferentes fuerzas políticas para sacar adelante la reforma. Entre los asuntos considerados, la Asamblea Nacional Constituyente le otorgó especial importancia a la estabilidad monetaria. Por esta razón decidió incluir el tema de banca central y dotar al Banco de la República de la autonomía necesaria para utilizar los instrumentos a su cargo sin injerencia de otras autoridades. El constituyente entendió que velar por la estabilidad de precios es un deber del Estado y que la entidad responsable de este cometido debe estar consagrada en la Constitución y contar con la capacidad técnica y autonomía institucional necesaria para adoptar las decisiones que considere pertinentes para alcanzar este objetivo fundamental, en coordinación con la política económica general. En particular, el artículo 373 estableció que “el Estado, por intermedio del Banco de la República, velará por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda”, disposición que coincidía con el esquema de banca central adoptado por países exitosos en el control de la inflación. En 1999, mediante sentencia 481, la Corte Constitucional indicó que “el deber de mantener la capacidad adquisitiva de la moneda no solo se predica de la autoridad monetaria, crediticia y cambiaria, esto es de la Junta del Banco de la República, sino también de quienes tienen responsabilidades en la formulación y ejecución de la política económica general del país” y que “la finalidad constitucional básica del Banco de la República es la protección de la moneda sana, pero esa autoridad debe tomar en consideración en sus decisiones los otros objetivos económicos de la intervención del Estado, como el pleno empleo, pues sus funciones deben coordinarse con la política económica general.” La reforma al Banco de la República concertada en la Constituyente de 1991 y en la Ley 31 de 1992 se puede resumir en los siguientes aspectos: i) asignó al Banco un mandato específico: mantener la capacidad adquisitiva de la moneda, en coordinación con la política económica general; ii) designó a la JDBR como autoridad monetaria, cambiaria y crediticia; iii) otorgó al Banco y a su Junta Directiva un importante grado de independencia frente al Gobierno; iv) prohibió al Banco otorgar crédito al sector privado distinto del financiero; v) estableció que para otorgar crédito al Gobierno se requería del voto unánime de su Junta Directiva, a menos que se trate de operaciones de mercado abierto; vi) determinó que el legislador, en ningún caso, podrá ordenar cupos de crédito a favor del Estado o de los particulares; vii) designó al Congreso, en representación de la sociedad, como principal destinatario del ejercicio de rendición de informes del Banco; y viii) delegó en el presidente de la República la función de inspección, vigilancia y control sobre el Banco de la República. Los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente entendieron claramente que los beneficios de una inflación baja y estable se extienden a toda la sociedad y contribuyen al buen funcionamiento del sistema económico. Entre los más importantes cabe mencionar que una inflación baja promueve el uso eficiente de los recursos productivos, al permitir que los precios relativos guíen de mejor forma la asignación de recursos, lo cual promueve el crecimiento económico y aumenta el bienestar de la población. Igualmente, una inflación baja reduce la incertidumbre sobre la rentabilidad esperada de la inversión y sobre el precio futuro de los activos, lo que aumenta la confianza de los agentes económicos, facilita la financiación de largo plazo y estimula la inversión. Una inflación baja evita redistribuciones arbitrarias del ingreso y la riqueza, debido a que los estratos de ingresos bajos de la población no pueden protegerse de la inflación mediante la diversificación de sus activos, y concentran una elevada proporción de su ingreso en la compra de alimentos y otros bienes básicos, ítems que generalmente son los más afectados por los choques inflacionarios2. Por otra parte, una baja inflación facilita las negociaciones salariales, lo cual crea un buen clima laboral y reduce la volatilidad del nivel de empleo. Finalmente, una inflación baja contribuye a que el sistema de impuestos sea más transparente y equitativo, al evitar las distorsiones que la inflación introduce sobre el valor de los activos y de los ingresos que componen la base tributaria. Desde el punto de vista de la autoridad monetaria, uno de los beneficios más relevantes de una inflación baja es la credibilidad que los agentes económicos adquieren en la meta de inflación, lo que la convierte en un ancla nominal efectiva sobre el nivel de precios. Al recibir su mandato, y en uso de su autonomía, el Banco de la República empezó a anunciar metas puntuales de inflación anual a partir de 1992. Si bien en esta primera etapa las metas de inflación propuestas no se lograron cumplir de forma precisa, sí se consiguió imprimirle a la inflación una tendencia descendente, que la llevó desde un nivel del 32,4% en 1990 al 16,7% en 1998. Para aquella época la tasa de cambio se mantenía dentro de una banda, lo cual limitaba la efectividad de la política monetaria, que buscaba cumplir simultáneamente una meta de inflación y un objetivo de tasa de cambio. La crisis asiática se contagió a las economías emergentes y afectó de manera importante a la economía colombiana. La tasa de cambio presentó una fuerte presión a la depreciación al cerrarse el acceso al financiamiento externo en condiciones de un elevado desequilibrio externo. Lo anterior, junto con la falta de flexibilidad cambiaria, impidió hacer una política monetaria contracíclica, lo que condujo a una contracción del PIB del 4,2% en dicho año. En este contexto de desaceleración económica, la inflación anual se redujo al 9,2% a finales de 1999, situándose por debajo de la meta del 15% que se había fijado para ese año. Este episodio reveló plenamente lo costoso que podría ser, en términos de actividad económica, el tener simultáneamente metas para la inflación y para la tasa de cambio. Hacia finales de 1999 el Banco de la República anunció la adopción de un nuevo régimen de política monetaria que denominó Esquema de Inflación Objetivo. Este régimen, conocido internacionalmente como ‘Inflation Targeting,’ venía ganando creciente aceptación en países desarrollados, al haber sido adoptado a partir de 1991 por Nueva Zelanda, Canadá e Inglaterra, entre otros, logrando importantes avances en el manejo de la inflación, sin incurrir en costos en términos de actividad económica. En América Latina, Brasil y Chile también lo acogieron en 1999. En el caso colombiano, el último requisito pendiente por cumplir para adoptar dicho esquema de política era la flexibilidad de la tasa de cambio, la cual se materializó hacia septiembre de 1999, cuando la JDBR decidió abandonar las bandas cambiarias para permitir que la tasa de cambio se determinara libremente en el mercado. De forma coherente con el mandato constitucional, el objetivo fundamental de este nuevo esquema de política consistía en “el cumplimiento de una meta de inflación que contribuya a mantener un crecimiento del producto alrededor de su capacidad potencial”3. Dicha capacidad potencial se entendía como aquel crecimiento del PIB que la economía puede obtener si utiliza plenamente sus recursos productivos. Para cumplir este objetivo la política monetaria debe cumplir necesariamente un papel contracíclico en la economía. Ello porque cuando la actividad económica está por debajo de su potencial y existen recursos ociosos, la autoridad monetaria puede reducir la tasa de interés ante la ausencia de presiones inflacionarias para estimular por esa vía la economía y, de manera inversa, cuando el producto supera su capacidad potencial. Este principio de política, que está inmerso en los modelos para guiar la postura de política monetaria, hace que, en el mediano plazo, sean totalmente compatibles los objetivos del cumplimiento de la meta de inflación y de un nivel de actividad económica compatible con su capacidad productiva. Para alcanzar este propósito, en el esquema de inflación objetivo se utiliza la tasa de interés del mercado monetario (a la cual el banco central suministra liquidez primaria a los bancos comerciales), como el instrumento primordial de política. Con ello se sustituyó la cantidad de dinero como meta intermedia de política monetaria, que el Banco de la República, al igual que varios otros bancos centrales, utilizaron por mucho tiempo. En el caso colombiano, el objetivo del nuevo esquema de política monetaria implicaba, en términos prácticos, que la recuperación de la economía, luego de la contracción ocurrida en 1999, debía lograrse al tiempo que se cumplían las metas decrecientes de inflación establecidas por la JDBR. De manera notable este propósito se cumplió. En la primera mitad de la década del 2000 la actividad económica logró una recuperación importante, hasta alcanzar un crecimiento del 6,8% en 2006. Entretanto, la inflación fue descendiendo gradualmente, en línea con las metas de inflación. Fue así como la tasa de inflación se redujo desde el 9,2% en 1999 al 4,5% en 2006, cumpliendo con la meta de inflación establecida para ese año, mientras que el PIB alcanzó su nivel potencial. Después de lograrse este equilibrio en 2006, la inflación repuntó al 5,7% en 2007, por encima de la meta del 4% fijada para ese año, debido a que el crecimiento del PIB del 7,5% superó su capacidad potencial4. Luego de comprobarse la eficacia del esquema de inflación objetivo en sus primeros años de operación, este régimen de política continuó consolidándose a medida que la JDBR y el equipo técnico ganaron experiencia en su manejo y se incorporaron modelos económicos de última tecnología para diagnosticar el estado presente y futuro de la economía, y evaluar la persistencia de los desvíos de la inflación y sus expectativas con respecto a la meta de inflación. A partir de 2010 la JDBR estableció la meta de inflación anual de largo plazo del 3%, que continúa vigente en la actualidad. La menor inflación ha contribuido a crear un entorno macroeconómico más estable, que ha favorecido el crecimiento económico sostenido, la estabilidad financiera, el desarrollo del mercado de capitales y el funcionamiento de los sistemas de pagos. Gracias a ello se lograron reducciones en la prima por riesgo inflacionario y menores tasas de interés de los TES y de crédito. A su vez, la duración de la deuda interna pública aumentó de forma importante pasando de 2,27 años en diciembre de 2002 a 5,86 años en diciembre de 2022 y la profundización financiera, medida como el nivel de la cartera como porcentaje del PIB, pasó de cerca del 20% a mediados de la década de los noventa a valores superiores al 45% en años recientes, en un contexto saludable de los establecimientos de crédito. Los logros tangibles alcanzados por el Banco de la República en el manejo de la inflación al haber contado con la autonomía que le otorgó la Constitución para cumplir con el mandato de preservar el poder adquisitivo de la moneda, junto con los importantes beneficios que se derivaron del proceso de llevar la inflación a su meta de largo plazo, hacen que el reto que actualmente enfrenta la JDBR de retornar la inflación a la meta del 3% sea aún más exigente y apremiante. Como es bien conocido, a partir de 2021, y especialmente en 2022, la inflación en Colombia volvió a convertirse en un serio problema económico, con elevados costos de bienestar. El fenómeno inflacionario no ha sido exclusivo de Colombia y es así como muchos otros países desarrollados y emergentes han visto alejarse sus tasas de inflación de las metas propuestas por sus bancos centrales5. Las razones de este fenómeno se han analizado en los recientes Informes al Congreso, y en esta nueva entrega se profundiza al respecto con información actualizada. La sólida base institucional y técnica que soporta el esquema de inflación objetivo bajo el cual opera la estrategia de política monetaria le da a la JDBR los elementos necesarios para enfrentar con confianza este difícil reto. Al respecto, en su comunicado del 25 de noviembre la JDBR reiteró su compromiso con la meta de inflación del 3,0%, la cual prevé alcanzar hacia finales de 20246. La política monetaria continuará enfocada en cumplir este objetivo, al tiempo que velará por la sostenibilidad de la actividad económica, tal y como lo ordena la Constitución. Las encuestas a analistas llevadas a cabo en marzo mostraron un incremento importante (del 32,3% en enero al 48,5% en marzo) en el porcentaje de respuestas que sitúan las expectativas de inflación a dos años o más en un rango entre el 3% y 4%. Este es un indicativo claro de recuperación de credibilidad en la meta de inflación a mediano plazo, lo cual guarda coherencia con el anuncio de la JDBR de noviembre pasado. La moderación de la tendencia alcista de la inflación que se observó en enero, y especialmente en febrero, contribuirá a reforzar esta revisión de expectativas de inflación, y ayudará a cumplir los objetivos propuestos. Luego de registrarse una inflación del 5,6% a finales de 2021, la inflación mantuvo una tendencia alcista a lo largo de 2022 debido a las presiones inflacionarias tanto de origen externo, asociadas con las secuelas de la pandemia y las consecuencias del conflicto bélico en Ucrania, como de origen interno, resultantes de: el fortalecimiento de la demanda local; los procesos de indexación de precios estimulados por el aumento de las expectativas de inflación; las afectaciones a la producción de alimentos provocadas por el paro de mediados de 2021, y el traspaso de la depreciación a los precios. Los aumentos del salario mínimo del 10% en 2021 y del 16% en 2022, que en ambos casos superaron la inflación observada y el incremento de la productividad, acentuaron los procesos de indexación al haber establecido un elevado referente de ajuste nominal. De esta forma, la inflación total aumentó al 13,1% a finales 2022. La variación anual de alimentos, que subió del 17,2% al 27,8% entre esos dos años, fue el factor que más influyó en la aceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Otro rubro que contribuyó de manera importante a las alzas de precios fue el de regulados, cuya variación anual aumentó del 7,1% en diciembre de 2021 al 11,8% a finales de 2022. Por su parte, la medida de inflación básica sin alimentos ni regulados subió del 2,5% al 9,5% entre finales de 2021 y finales de 2022. El aumento sustancial de la inflación básica muestra que la presión inflacionaria se extendió a la mayoría de los rubros de la canasta familiar, lo cual es característico de procesos inflacionarios con una indexación de precios generalizada, como ocurre en Colombia. La política monetaria empezó a reaccionar tempranamente a estas presiones inflacionarias. Fue así como a partir de su sesión de septiembre de 2021 la JDBR inició un cambio progresivo de la postura de la política monetaria a partir del mínimo histórico del 1,75% de la tasa de interés de política al cual se había llegado para estimular la recuperación de la economía. Este proceso de ajuste prosiguió sin interrupción a lo largo de 2022 y hasta inicios de 2023, cuando la tasa de política monetaria alcanzó el 12,75% en enero pasado, con lo cual acumuló un incremento de 11 puntos porcentuales (pp). El público y los mercados se han mostrado sorprendidos de que la inflación continuara aumentando, a pesar de los significativos incrementos de la tasa de interés. Pero como lo ha explicado la JDBR en sus diversas comunicaciones, la política monetaria actúa con rezago. Así como en 2022 la actividad económica se recuperó hasta alcanzar un nivel superior al de prepandemia, impulsada, entre otros factores, por el estímulo monetario otorgado durante el período de pandemia y de los meses subsiguientes, así también los efectos de la actual política monetaria restrictiva se irán dando paulatinamente, lo que permite esperar que hacia finales de 2024 la tasa de inflación converja hacia el 3%, como es el propósito de la JDBR. Los resultados de la inflación en enero y febrero de este año mostraron incrementos marginales decrecientes (13 pb y 3 pb respectivamente), en comparación con la variación observada en diciembre (59 pb). Esto sugiere que se aproxima un punto de inflexión en la tendencia de la inflación. En otros países de América Latina, como Chile, Brasil, Perú y México, la inflación llegó a su techo y ha empezado a descender lentamente, aunque con algunos altibajos. Es previsible que en Colombia ocurra un proceso similar durante los próximos meses. El descenso previsto de la inflación en 2023 obedecerá, entre otros factores, a las menores presiones de costos externos por cuenta de la progresiva normalización de las cadenas de suministro, a la superación de los choques de oferta por razones de clima y por los bloqueos viales de años anteriores, lo que se reflejará en menores ajustes en los precios de los alimentos, como ya se observó en los primeros dos meses del año y, por supuesto, al efecto rezagado de la política monetaria. El proceso de convergencia de la inflación a la meta será gradual y se extenderá más allá de 2023. Dicho proceso se facilitará si se revierten las presiones a la devaluación, para lo cual resulta esencial que se continúe consolidando la sostenibilidad fiscal y se eviten mensajes en diferentes frentes de la política pública que generan incertidumbre y desconfianza. _______________________________________ 1 Este Informe al Congreso contiene el recuadro 1 que resume la trayectoria del Banco de la República en estos 100 años. Adicionalmente, con auspicio del Banco, varios libros que profundizan diversos aspectos de la historia de esta institución fueron publicados en años recientes. Véase, por ejemplo: Historia del Banco de la República 1923-2015; Tres banqueros centrales; Junta Directiva del Banco de la República: grandes episodios en 30 años de historia; Banco de la República : 90 años de la banca central en Colombia. 2 Es por ello que una menor inflación se ha reflejado en la reducción de la desigualdad del ingreso medida a través del coeficiente de Gini al pasar de 58,7 en 1998 a 51,3 en el año previo a la pandemia. 3 Véase Gómez Javier, Uribe José Darío, Vargas Hernando (2002). “The Implementation of Inflation Targeting in Colombia”. Borrador de Economía, núm. 202, marzo, disponible en: https://repositorio.banrep.gov.co/handle/20.500.12134/5220 4 Véase López-Enciso Enrique A.; Vargas-Herrera Hernando y Rodríguez-Niño Norberto (2016). “La estrategia de inflación objetivo en Colombia. Una visión histórica”, Borrador de Economía, núm. 952. https://repositorio.banrep.gov.co/handle/20.500.12134/6263 5 Según el FMI, la variación porcentual de los precios al consumidor entre 2021 y 2022 pasó del 3,1 % al 7,3 % para las economías avanzadas, y del 5,9 % al 9,9 % para las economías de mercados emergentes y en vías de desarrollo. 6 https://www.banrep.gov.co/es/noticias/junta-directiva-banco-republica-reitera-meta-inflacion-3Reportes, Boletines e Informes. 2023-03-31Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República - Marzo de 2023Item Open AccessInforme de la Junta Directiva al Congreso de la República, julio de 2024(Banco de la República de Colombia) Bonilla-González, Ricardo; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Villar-Gómez, LeonardoEn el primer trimestre de 2024 las cifras del DANE mostraron que la economía alcanzó un crecimiento del 0,9 % anual; aunque moderado, este resultado confirmó la senda de recuperación que trae la economía. La política monetaria ha jugado un papel fundamental para contener las presiones inflacionarias. Esto ha permitido que la inflación haya exhibido una tendencia descendente, que continuó en el primer semestre de 2024. Las reservas internacionales netas totalizaron USD 60.901 millones al 30 de junio de 2024, lo que significa un ligero aumento durante lo corrido del año. Para 2024, la utilidad del Banco de la República se proyecta en COP 8.795 miles de millones. Entorno macroeconómico internacional La economía mundial continuaría creciendo en 2024 a un ritmo levemente superior al 3 %, según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (3,2 %) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (3,1 %). Este dinamismo es inferior al promedio histórico de prepandemia, debido a las consecuencias de largo plazo del covid-19; la invasión de Rusia a Ucrania; y la creciente fragmentación geoeconómica, entre otras razones. Diversas economías de países avanzados y algunas emergentes, en particular los Estados Unidos y algunos países de Asia, han registrado crecimientos favorables debido a demandas agregadas fuertes, consumos privados dinámicos y elevado gasto público. Al tiempo, la inflación ha estado a la baja, pero con valores que superan las metas de sus bancos centrales. En varios países en desarrollo, las presiones inflacionarias han sido significativas debido al traspaso de los elevados costos internacionales de alimentos, energía y fertilizantes, como también a depreciaciones de sus monedas por encima de lo esperado. Esos factores han afectado el crecimiento de esas economías, en medio de políticas monetarias restrictivas. Actividad económica en Colombia En el primer trimestre de 2024 las cifras del DANE mostraron que la economía alcanzó un crecimiento anual del 0,9 %. Aunque moderado, este resultado confirmó la senda de recuperación que trae la economía luego de la contracción anual en el tercer trimestre de 2023 (-0,7 %), seguida por un crecimiento del 0,4 % anual en el último trimestre del año anterior. Desde el punto de vista del gasto, el crecimiento anual observado en el primer trimestre de 2024 fue impulsado por la demanda externa neta, dada una caída anual de las importaciones (-13,3 %) y un aumento anual de las exportaciones (2,4 %). Por el lado de la oferta, el sector agropecuario, los servicios de administración pública, salud y educación, y las actividades artísticas y de entretenimiento fueron los que más crecieron anualmente. La política monetaria restrictiva y las mayores tasas de tributación que caracterizaron el ajuste de 2023, continuaron incidiendo sobre el gasto agregado de la economía, el cual también se vio afectado por los bajos niveles de confianza empresarial y del consumidor. En el curso del segundo trimestre la economía habría continuado aumentando su ritmo de crecimiento, impulsada por el buen desempeño del sector agropecuario y el dinamismo de algunos servicios relacionados con la administración pública, la salud, la educación y el entretenimiento. El equipo técnico del Banco de la República (Banrep) prevé que en la segunda mitad del año la economía continuaría mejorando gradualmente su dinamismo para alcanzar un crecimiento alrededor del 1,8 % en todo 2024 y seguir acercándose a su crecimiento potencial en 2025. Empleo A comienzos de 2024 se registraron incrementos de la tasa de desempleo impulsados por el deterioro de la ocupación, después de lo cual este indicador ha permanecido relativamente estable. Así, entre diciembre de 2023 y mayo de 2024 la tasa de desempleo del agregado nacional subió 0,2 puntos porcentuales (pp) para llegar a 10,5 % en mayo. El número de ocupados se mantuvo relativamente estable para el agregado nacional, con niveles cercanos a los 22,9 millones (m) de empleos. La reducción del empleo asalariado, junto con el crecimiento reciente del segmento no asalariado, explican el aumento de la tasa de informalidad. Esta última se ubicó en el 56,2 % en mayo de 2024, superior en un punto porcentual a la registrada en diciembre de 2023. Inflación y política monetaria La inflación total en junio se ubicó en 7,2 %, inferior de la observada en diciembre anterior (9,3%), y muy por debajo del máximo que esta alcanzó en marzo de 2023 (13,3 %). La tendencia decreciente de la inflación ha sido principalmente el resultado de una política monetaria restrictiva llevada a cabo por la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) mediante incrementos progresivos de la tasa de interés de intervención iniciados a partir de septiembre de 2021. La decisión de la JDBR de emprender un ciclo de relajamiento de la política monetaria a partir de diciembre pasado, tuvo como fundamento la tendencia decreciente que la inflación anual venía exhibiendo desde abril de 2023 y la evidencia de que la política monetaria restrictiva estaba cumpliendo con su objetivo de reducir el exceso de gasto de la economía. Para julio de 2024 se completó un recorte acumulado de 2,5 puntos porcentuales de la tasa de interés de política, que la ubicó en 10,75 %. Balanza de pagos Como proporción del producto interno bruto (PIB) trimestral, el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos se redujo del 3,7 % del PIB en el primer trimestre de 2023 al 1,9 %, en el primer trimestre del presente año. La disminución del balance deficitario de la cuenta corriente se explicó por la variación favorable del rubro renta de los factores, la balanza comercial de servicios y los ingresos netos por transferencias corrientes. Para 2024 el equipo técnico proyecta un déficit en cuenta corriente cercano al 2,8 % del PIB, moderadamente superior al déficit del 2,5 % observado en 2023 y significativamente menor al déficit del 6,1 % del PIB registrado en 2022. El menor déficit en la cuenta corriente hace que la economía colombiana sea menos vulnerable a choques negativos externos. Finanzas públicas El Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2024 (MFMP-24) presentado por el Ministerio de Hacienda a mediados de junio, muestra que el Gobierno General arrojó un déficit de 2,7 % del PIB en 2023, lo que significa una reducción de 3,6 pp con respecto al de 2022. Este ajuste se explica por la mejora en los balances del subsector de seguridad social¸ del resto del nivel central al cual pertenece el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), y del Gobierno Nacional Central (GNC). Se destaca el superávit del FEPC, que cerró en 0,4 % del PIB en 2023, en contraste con el déficit del 1,3 % registrado un año atrás. El ajuste de las finanzas públicas del GNC en 2023 estuvo respaldado por el impulso en el recaudo tributario derivado de las reformas aprobadas en 2021 y 2022, así como por el buen dinamismo de la actividad económica y petrolera en esos años. Según el MFMP-24, en 2023 el déficit fiscal y la deuda neta del GNC alcanzaron 4,3 % y 53,8 % del PIB, respectivamente. Los pronósticos de déficit fiscal del MFMP-24 son consistentes con el cumplimiento de la regla fiscal. No obstante, según lo plantea el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), existen riesgos alrededor de las expectativas de recaudo y de gasto. Reservas internacionales Las reservas internacionales netas totalizaron USD 60.901 m al 30 de junio de 2024, lo que significa un aumento de USD 1.293 m durante lo corrido del año. Este aumento se debe, principalmente, al programa de acumulación de reservas anunciado por la JDBR en diciembre de 2023. El rendimiento de las reservas internacionales en lo corrido del año, excluyendo el componente cambiario, asciende al 1,43 % (USD 864 m). Este resultado se explica, principalmente, por los mayores niveles en las tasas de interés que han tenido un impacto positivo en la rentabilidad de las reservas internacionales. Se considera que una economía mantiene niveles adecuados de reservas si, entre otros indicadores, la razón de reservas a nivel adecuado (ARA, por sus siglas en inglés) se ubica entre 1,0 y 1,5. Con información disponible a junio de 2024, el ARA del FMI calculado para Colombia se ubicaba en 1,24. Utilidades del Banco de la República La utilidad del Banco de la República al finalizar el primer semestre de 2024 ascendió a COP 4.088 miles de millones (mm), como resultado de ingresos por COP 5.903 mm y de egresos por COP 1.815 mm. Esta utilidad fue superior en COP 39 mm a la registrada en el mismo período de 2023. Los ingresos durante este período respondieron, mayoritariamente, al rendimiento de las reservas internacionales, el cual ascendió a COP 3.770 mm, con un incremento de COP 237 mm frente al recibido en el primer semestre del año anterior. Los egresos se originaron principalmente por la remuneración a los depósitos del Gobierno Nacional en el Banrep, la cual ascendió a COP 683 mm con una reducción de COP 812 mm con respecto al primer semestre de 2023, debido principalmente a los menores saldos promedio mantenidos en el Banrep. Para 2024 se proyecta una utilidad de COP 8.795 mm, inferior en COP 431 mm a la observada en 2023. Esta estimación tiene un alto grado de incertidumbre, teniendo en cuenta los riesgos asociados con la evolución del rendimiento de las reservas internacionales, al igual que con el crecimiento y las fuentes de expansión de la base monetaria. Recuadro 1: Comentarios del Banco de la República a su designación como administrador del Fondo de Ahorro del Pilar Contributivo del Sistema de Protección Social Integral para la VejezRecuadro 2: Determinantes de la velocidad de ajuste de la TPM.Recuadro 3: Suministro de liquidez primaria por parte del Banco de la República, 2023-2024Reportes, Boletines e Informes. 2024-08-02Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República - Julio de 2024Item Open AccessReport of the Board of Directors to the Congress of Colombia - March 2023(Banco de la República de Colombia) Ocampo-Gaviria, José Antonio; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Villar-Gómez, LeonardoBanco de la República is celebrating its 100th anniversary in 2023. This is a very significant anniversary and one that provides an opportunity to highlight the contribution the Bank has made to the country’s development. Its track record as guarantor of monetary stability has established it as the one independent state institution that generates the greatest confidence among Colombians due to its transparency, management capabilities, and effective compliance with the central banking and cultural responsibilities entrusted to it by the Constitution and the Law. On a date as important as this, the Board of Directors of Banco de la República (BDBR) pays tribute to the generations of governors and officers whose commitment and dedication have contributed to the growth of this institution.1 Banco de la República’s mandate was confirmed in the National Constitutional Assembly of 1991 where the citizens had the opportunity to elect the seventy people who would have the task of drafting a new constitution. The leaders of the three political movements with the most votes were elected as chairs to the Assembly, and this tripartite presidency reflected the plurality and the need for consensus among the different political groups to move the reform forward. Among the issues considered, the National Constitutional Assembly gave special importance to monetary stability. That is why they decided to include central banking and to provide Banco de la República with the necessary autonomy to use the instruments for which they are responsible without interference from other authorities. The constituent members understood that ensuring price stability is a state duty and that the entity responsible for this task must be enshrined in the Constitution and have the technical capability and institutional autonomy necessary to adopt the decisions they deem appropriate to achieve this fundamental objective in coordination with the general economic policy. In particular, Article 373 established that “the State, through Banco de la República, shall ensure the maintenance of the purchasing power of the currency,” a provision that coincided with the central banking system adopted by countries that have been successful in controlling inflation. In 1999, in Ruling 481, the Constitutional Court stated that “the duty to maintain the purchasing power of the currency applies to not only the monetary, credit, and exchange authority, i.e., the Board of Banco de la República, but also those who have responsibilities in the formulation and implementation of the general economic policy of the country” and that “the basic constitutional purpose of Banco de la República is the protection of a sound currency. However, this authority must take the other economic objectives of state intervention such as full employment into consideration in their decisions since these functions must be coordinated with the general economic policy.” The reforms to Banco de la República agreed upon in the Constitutional Assembly of 1991 and in Act 31/1992 can be summarized in the following aspects: i) the Bank was assigned a specific mandate: to maintain the purchasing power of the currency in coordination with the general economic policy; ii) the BDBR was designatedas the monetary, foreign exchange, and credit authority; iii) the Bank and its Board of Directors were granted a significant degree of independence from the government; iv) the Bank was prohibited from granting credit to the private sector except in the case of the financial sector; v) established that in order to grant credit to the government, the unanimous vote of its Board of Directors was required except in the case of open market transactions; vi) determined that the legislature may, in no case, order credit quotas in favor of the State or individuals; vii) Congress was appointed, on behalf of society, as the main addressee of the Bank’s reporting exercise; and viii) the responsibility for inspection, surveillance, and control over Banco de la República was delegated to the President of the Republic. The members of the National Constitutional Assembly clearly understood that the benefits of low and stable inflation extend to the whole of society and contribute mto the smooth functioning of the economic system. Among the most important of these is that low inflation promotes the efficient use of productive resources by allowing relative prices to better guide the allocation of resources since this promotes economic growth and increases the welfare of the population. Likewise, low inflation reduces uncertainty about the expected return on investment and future asset prices. This increases the confidence of economic agents, facilitates long-term financing, and stimulates investment. Since the low-income population is unable to protect itself from inflation by diversifying its assets, and a high proportion of its income is concentrated in the purchase of food and other basic goods that are generally the most affected by inflationary shocks, low inflation avoids arbitrary redistribution of income and wealth.2 Moreover, low inflation facilitates wage negotiations, creates a good labor climate, and reduces the volatility of employment levels. Finally, low inflation helps to make the tax system more transparent and equitable by avoiding the distortions that inflation introduces into the value of assets and income that make up the tax base. From the monetary authority’s point of view, one of the most relevant benefits of low inflation is the credibility that economic agents acquire in inflation targeting, which turns it into an effective nominal anchor on price levels. Upon receiving its mandate, and using its autonomy, Banco de la República began to announce specific annual inflation targets as of 1992. Although the proposed inflation targets were not met precisely during this first stage, a downward trend in inflation was achieved that took it from 32.4% in 1990 to 16.7% in 1998. At that time, the exchange rate was kept within a band. This limited the effectiveness of monetary policy, which simultaneously sought to meet an inflation target and an exchange rate target. The Asian crisis spread to emerging economies and significantly affected the Colombian economy. The exchange rate came under strong pressure to depreciate as access to foreign financing was cut off under conditions of a high foreign imbalance. This, together with the lack of exchange rate flexibility, prevented a countercyclical monetary policy and led to a 4.2% contraction in GDP that year. In this context of economic slowdown, annual inflation fell to 9.2% at the end of 1999, thus falling below the 15% target set for that year. This episode fully revealed how costly it could be, in terms of economic activity, to have inflation and exchange rate targets simultaneously. Towards the end of 1999, Banco de la República announced the adoption of a new monetary policy regime called the Inflation Targeting Plan. This regime, known internationally as ‘Inflation Targeting,’ has been gaining increasing acceptance in developed countries, having been adopted in 1991 by New Zealand, Canada, and England, among others, and has achieved significant advances in the management of inflation without incurring costs in terms of economic activity. In Latin America, Brazil and Chile also adopted it in 1999. In the case of Colombia, the last remaining requirement to be fulfilled in order to adopt said policy was exchange rate flexibility. This was realized around September 1999, when the BDBR decided to abandon the exchange-rate bands to allow the exchange rate to be freely determined in the market. Consistent with the constitutional mandate, the fundamental objective of this new policy approach was “the achievement of an inflation target that contributes to maintaining output growth around its potential.”3 This potential capacity was understood as the GDP growth that the economy can obtain if it fully utilizes its productive resources. To meet this objective, monetary policy must of necessity play a countercyclical role in the economy. This is because when economic activity is below its potential and there are idle resources, the monetary authority can reduce the interest rate in the absence of inflationary pressure to stimulate the economy and, when output exceeds its potential capacity, raise it. This policy principle, which is immersed in the models for guiding the monetary policy stance, makes the following two objectives fully compatible in the medium term: meeting the inflation target and achieving a level of economic activity that is consistent with its productive capacity. To achieve this purpose, the inflation targeting system uses the money market interest rate (at which the central bank supplies primary liquidity to commercial banks) as the primary policy instrument. This replaced the quantity of money as an intermediate monetary policy target that Banco de la República, like several other central banks, had used for a long time. In the case of Colombia, the objective of the new monetary policy approach implied, in practical terms, that the recovery of the economy after the 1999 contraction should be achieved while complying with the decreasing inflation targets established by the BDBR. The accomplishment of this purpose was remarkable. In the first half of the first decade of the 2000s, economic activity recovered significantly and reached a growth rate of 6.8% in 2006. Meanwhile, inflation gradually declined in line with inflation targets. That was how the inflation rate went from 9.2% in 1999 to 4.5% in 2006, thus meeting the inflation target established for that year while GDP reached its potential level. After this balance was achieved in 2006, inflation rebounded to 5.7% in 2007, above the 4.0% target for that year due to the fact that the 7.5% GDP growth exceeded the potential capacity of the economy.4 After proving the effectiveness of the inflation targeting system in its first years of operation, this policy regime continued to consolidate as the BDBR and the technical staff gained experience in its management and state-of-the-art economic models were incorporated to diagnose the present and future state of the economy and to assess the persistence of inflation deviations and expectations with respect to the inflation target. Beginning in 2010, the BDBR established the long-term 3.0% annual inflation target, which remains in effect today. Lower inflation has contributed to making the macroeconomic environment more stable, and this has favored sustained economic growth, financial stability, capital market development, and the functioning of payment systems. As a result, reductions in the inflationary risk premia and lower TES and credit interest rates were achieved. At the same time, the duration of public domestic debt increased significantly going from 2.27 years in December 2002 to 5.86 years in December 2022, and financial deepening, measured as the level of the portfolio as a percentage of GDP, went from around 20% in the mid-1990s to values above 45% in recent years in a healthy context for credit institutions. Having been granted autonomy by the Constitution to fulfill the mandate of preserving the purchasing power of the currency, the tangible achievements made by Banco de la República in managing inflation together with the significant benefits derived from the process of bringing inflation to its long-term target, make the BDBR’s current challenge to return inflation to the 3.0% target even more demanding and pressing. As is well known, starting in 2021, and especially in 2022, inflation in Colombia once again became a serious economic problem with high welfare costs. The inflationary phenomenon has not been exclusive to Colombia and many other developed and emerging countries have seen their inflation rates move away from the targets proposed by their central banks.5 The reasons for this phenomenon have been analyzed in recent Reports to Congress, and this new edition delves deeper into the subject with updated information. The solid institutional and technical base that supports the inflation targeting approach under which the monetary policy strategy operates gives the BDBR the necessary elements to face this difficult challenge with confidence. In this regard, the BDBR reiterated its commitment to the 3.0% inflation target in its November 25 communiqué and expects it to be reached by the end of 2024.6 Monetary policy will continue to focus on meeting this objective while ensuring the sustainability of economic activity, as mandated by the Constitution. Analyst surveys done in March showed a significant increase (from 32.3% in January to 48.5% in March) in the percentage of responses placing inflation expectations two years or more ahead in a range between 3.0% and 4.0%. This is a clear indication of the recovery of credibility in the medium-term inflation target and is consistent with the BDBR’s announcement made in November 2022. The moderation of the upward trend in inflation seen in January, and especially in February, will help to reinforce this revision of inflation expectations and will help to meet the proposed targets. After reaching 5.6% at the end of 2021, inflation maintained an upward trend throughout 2022 due to inflationary pressures from both external sources, associated with the aftermath of the pandemic and the consequences of the war in Ukraine, and domestic sources, resulting from: strengthening of local demand; price indexation processes stimulated by the increase in inflation expectations; the impact on food production caused by the mid-2021 strike; and the pass-through of depreciation to prices. The 10% increase in the minimum wage in 2021 and the 16% increase in 2022, both of which exceeded the actual inflation and the increase in productivity, accentuated the indexation processes by establishing a high nominal adjustment benchmark. Thus, total inflation went to 13.1% by the end of 2022. The annual change in food prices, which went from 17.2% to 27.8% between those two years, was the most influential factor in the surge in the Consumer Price Index (CPI). Another segment that contributed significantly to price increases was regulated products, which saw the annual change go from 7.1% in December 2021 to 11.8% by the end of 2022. The measure of core inflation excluding food and regulated items, in turn, went from 2.5% to 9.5% between the end of 2021 and the end of 2022. The substantial increase in core inflation shows that inflationary pressure has spread to most of the items in the household basket, which is characteristic of inflationary processes with generalized price indexation as is the case in Colombia. Monetary policy began to react early to this inflationary pressure. Thus, starting with its September 2021 session, the BDBR began a progressive change in the monetary policy stance moving away from the historical low of a 1.75% policy rate that had intended to stimulate the recovery of the economy. This adjustment process continued without interruption throughout 2022 and into the beginning of 2023 when the monetary policy rate reached 12.75% last January, thus accumulating an increase of 11 percentage points (pp). The public and the markets have been surprised that inflation continued to rise despite significant interest rate increases. However, as the BDBR has explained in its various communiqués, monetary policy works with a lag. Just as in 2022 economic activity recovered to a level above the pre-pandemic level, driven, along with other factors, by the monetary stimulus granted during the pandemic period and subsequent months, so too the effects of the current restrictive monetary policy will gradually take effect. This will allow us to expect the inflation rate to converge to 3.0% by the end of 2024 as is the BDBR’s purpose. Inflation results for January and February of this year showed declining marginal increases (13 bp and 3 bp respectively) compared to the change seen in December (59 bp). This suggests that a turning point in the inflation trend is approaching. In other Latin American countries such as Chile, Brazil, Perú, and Mexico, inflation has peaked and has begun to decline slowly, albeit with some ups and downs. It is to be expected that a similar process will take place in Colombia in the coming months. The expected decline in inflation in 2023 will be due, along with other factors, to lower cost pressure from abroad as a result of the gradual normalization of supply chains, the overcoming of supply shocks caused by the weather, and road blockades in previous years. This will be reflected in lower adjustments in food prices, as has already been seen in the first two months of the year and, of course, the lagged effect of monetary policy. The process of inflation convergence to the target will be gradual and will extend beyond 2023. This process will be facilitated if devaluation pressure is reversed. To this end, it is essential to continue consolidating fiscal sustainability and avoid messages on different public policy fronts that generate uncertainty and distrust. ___________________________________________ 1 This Report to Congress includes Box 1, which summarizes the trajectory of Banco de la República over the past 100 years. In addition, under the Bank’s auspices, several books that delve into various aspects of the history of this institution have been published in recent years. See, for example: Historia del Banco de la República 1923-2015; Tres banqueros centrales; Junta Directiva del Banco de la República: grandes episodios en 30 años de historia; Banco de la República: 90 años de la banca central en Colombia. 2 This is why lower inflation has been reflected in a reduction of income inequality as measured by the Gini coefficient that went from 58.7 in 1998 to 51.3 in the year prior to the pandemic. 3 See Gómez Javier, Uribe José Darío, Vargas Hernando (2002). “The Implementation of Inflation Targeting in Colombia”. Borradores de Economía, No. 202, March, available at: https://repositorio.banrep.gov.co/handle/20.500.12134/5220 4 See López-Enciso Enrique A.; Vargas-Herrera Hernando and Rodríguez-Niño Norberto (2016). “The inflation targeting strategy in Colombia. An historical view.” Borradores de Economía, No. 952. https://repositorio.banrep.gov.co/handle/20.500.12134/6263 5 According to the IMF, the percentage change in consumer prices between 2021 and 2022 went from 3.1% to 7.3% for advanced economies, and from 5.9% to 9.9% for emerging market and developing economies. 6 https://www.banrep.gov.co/es/noticias/junta-directiva-banco-republica-reitera-meta-inflacion-3Reportes, Boletines e Informes. 2024-06-12Item Open AccessReport of the Board of Directors to the Congress of Colombia, July 2023(Banco de la República de Colombia) Bonilla-González, Ricardo; Acosta-Navarro, Olga Lucía; Steiner-Sampedro, Roberto; Villamizar-Villegas, Mauricio; Taboada-Arango, Bibiana; Jaramillo-Vallejo, Jaime; Villar-Gómez, LeonardoIntroduction The Colombian economy continued to make progress in the adjustment process required to correct macroeconomic imbalances and control the inflationary pressure that had accumulated during the first half of 2023 from the various supply shocks and rapid expansion of demand during 2021 and 2022, which exceeded the economy’s potential growth. The ongoing economic adjustment has been made possible by the moderation of domestic demand growth and the gradual unwinding of the supply shocks that raised production costs. Domestic demand began to slow down in the last few months of 2022 and contracted -0.2% in the first quarter of this year due to slower growth in household consumption and a fall in gross capital formation. Lower international prices for raw materials, the gradual normalization of supply chains, and the appreciation of the exchange rate, in turn, have contributed to dissipate supply shocks. This has been reflected in a decrease in annual producer price inflation from a level of 19.2% at the end of 2022 to 4.7% in June 2023.1 The sluggishness of domestic demand has been reflected in a progressive slowdown in economic activity. Thus, the GDP registered an annual growth of 3.0% in the first quarter of 2023, a rate equivalent to one third of the average annual growth noted during the first three quarters of 2022 (9.1%). According to the economic monitoring indicator (EMI) prepared by DANE, this loss of strength continued in April and May as variations in this indicator of -0.8% and 0.6%, respectively, were registered compared to the same months in 2022. These results were lower than those seen in March (1.4%) in the seasonally and calendar-adjusted EMI series. This suggests that GDP growth will continue to decline in the second quarter and is consistent with the technical staff’s forecast that GDP growth will be slightly below 1.0% for 2023. In spite of the ongoing economic slowdown, the labor market continues to show strength as can be deduced from the continuous decline in the unemployment rate in the national aggregate up to the moving quarter ended in May (10.4%). This is its lowest value since the beginning of the covid-19 pandemic.2 The slowdown in economic activity was, in part, expected to result from the restrictive monetary policy adopted by Banco de la República to control inflationary pressure. A less expansionary fiscal policy than in 2022 may also be contributing to the lower economic activity based on the forecasts presented in the 2023 Medium-Term Fiscal Framework (MTPF-23). Added to this was a slowdown in foreign demand that was relevant for the country due to the lower growth of our trading partners in an international context of high monetary policy interest rates, inflation rates that exceeded their targets, and high uncertainty generated by the prolongation of Russia’s invasion of Ukraine. The Board of Directors of Banco de la República (BDBR) has been reiterating the need to proceed with this adjustment process in its various communications in order to achieve a gradual return of inflation to the 3.0% target, correct macroeconomic imbalances, and ensure the sustainability of economic growth in the long term. The constitutional responsibility that falls on Banco de la República, which was emphasized in the last Report to Congress, requires maintaining low and stable inflation in line with economic policy in general so as to support sustainable economic growth and a bankable foreign balance. Monetary policy decisions have been adopted with the support of the solid institutional and technical basis that supports the inflation targeting regime based on the experience accumulated over more than two decades by the Central Bank. The specific motives that the BDBR has had for undertaking a monetary tightening process and the strongest ones since Banco de la República adopted the inflation targeting strategy have been complex and diverse in nature. Inflationary pressure initially came from foreign and domestic supply shocks that pushed the costs and prices of food and other consumer products up. Added to this was pressure from the exchange rate. These shocks led to an increase in inflation expectations, and this triggered a process of price indexation which was exacerbated by the excess demand that emerged in 2022. The monetary policy response sought to reduce excess demand, contain the rise in expectations, and limit the effects of price indexing by increasing interest rates. All of this creates the right conditions to allow inflation to begin to decline as the supply shocks subside and thereby alleviate cost pressure. This is a process that is being accomplished albeit with some delay, but which, given the time that the monetary policy has been in place, has already begun to produce results as shown by the recent decline in the inflation rate and the downward revision of expectations for it at different periods. In accordance with the constitutional mandate to ensure coordination of monetary policy with the general economic policy in addition to mitigating inflationary pressure, the monetary adjustment has been fulfilling the purpose of correcting macroeconomic imbalances that jeopardize the stability of the Colombian economy. With respect to this, there is no doubt that the 7.3% GDP growth in 2022 was outstanding since it was more than double the global growth (3.5%) and far exceeded the expansion of Latin America and the Caribbean (3.9%) based on IMF figures. Such high economic strength brings important gains in well-being, particularly when it reduces unemployment rates as has been the case in Colombia. However, this growth is unsustainable because it is based on a fiscal situation that is largely in deficit and a worrying increase in household indebtedness. This generated an excess of aggregate demand that not only put upward pressure on inflation and expectations for it but also expanded the current account deficit of the balance of payments to historically high levels for several years. The current account deficit went from an already high level of 5.6% of the GDP in 2021 to one of 6.2% of the GDP in 2022 and was one of the highest seen in Colombia. The increase in the foreign imbalance in 2022 occurred in a year in which international crude oil, coal, and coffee prices remained at favorable levels. This contributed to the positive performance of exports. Nevertheless, in order to cover supply shortages, the economy significantly increased its demand for imports thus preventing a reduction in the foreign imbalance. As a result, the Colombian economy resorted to greater foreign indebtedness either as portfolio investment inflows or as direct indebtedness. All this shows how vulnerable the economy is when it maintains a level of spending that significantly exceeds its income. The restrictive monetary policy, together with the increase in the tax burden, has been inducing a progressive adjustment of these imbalances. The slowdown in domestic demand that began in the fourth quarter of 2022 was accompanied by a moderation in household consumption that had grown 3.0% in the first quarter of 2023 compared to a 9.5% increase in 2022. The latter has been reflected in a slowdown in consumer credit which went from growing at a close to 23% rate per annum at the end of the third quarter of the previous year to just under 7.0% per annum in mid-June 2023. If such a rapid expansion of consumer credit had continued, it could have generated an unsustainable situation in terms of households’ creditworthiness. Likewise, gross capital formation, which performed outstandingly well in 2022, began to show adjustments in its main components. The main source of this correction has been investment in machinery and equipment which, in the first quarter of the year, showed declines in both quarterly and annual terms, mainly in the transportation equipment sector. Along with the progress in correcting the macroeconomic imbalances, total inflation broke off the upward trend it had maintained until March 2023. Indeed, after reaching a level of 13.1% at the end of the previous year, total inflation remained stable at around 13.3% during the first three months of 2023, then began to declineas of April and reached 12.1% in June. Food was the item that contributed most to this change in trend since its annual variation went from 27.8% last December to 14.3% in June. This variation has been offset to some extent by the increase in inflation of regulated products due to successive increases in gasoline prices. Core inflation (excluding food and regulated products), in turn, continues to show rigidity as it stood at 10.5% in June and thus reflected price indexation processes. The services sub-basket has been particularly affected by the indexing which has been compounded by labor cost pressures, rising food prices that have put upward pressure on eating out and the high demand for entertainment services. This behavior should gradually diminish as the effects of monetary policy are eventually passed through to the economy, and the downward trend in inflation is reflected in a downward revision in the public’s expectations of price changes. This is in line with the technical staff’s forecasts and the market’s expectations that anticipate declining inflation over the next two years. ________________________________________________________________________________________ 1 This corresponds to the annual change in the domestic supply PPI. 2 At the close of this Report, data was released from the General Integrated Household Survey for June in which the unemployment rate remained stable in its seasonally adjusted measurement of the national aggregate for the quarterly moving average (10.3%) although there was a reduction in the June data. Boxes Box 1 - Recent Changes in the Savings-Investment Balance and its Financing Box 2 - Economic Effects of Indexation and its Prevalence in Colombia Box 3 - Resilience of the Colombian Financial System: Analysis Based on the Recent Period of Banking Stress in the U.S. Box 4 - The Recent Digitization of Payments in ColombiaReportes, Boletines e Informes. 2024-06-24Report of the Board of Directors to the Congress of Colombia, July 2023